Una máquina SLM dispone de un depósito lleno de polvo metálico que mediante un recubridor, esparce una capa muy delgada de este polvo sobre una placa base de construcción que se encuentra en una cámara bajo un gas inerte con atmósfera controlada. A continuación, un láser de alta potencia, funde el material selectivamente, fusionando así las partículas con la plataforma y entre sí.

Luego, la placa de construcción desciende por la altura de una capa y el recubridor esparce otra capa de polvo sobre la superficie. El proceso se repite así capa por capa hasta el final, formando así la pieza final deseada. Además de la pieza, se generan también unas estructuras de soporte del mismo material de la pieza. Los soportes sujetan las piezas en la plataforma base y sirven para conducir el calor generado en el proceso de fusión hacia ella.

Una vez que se acabe la construcción de la pieza, se elimina el polvo sobrante de la placa de construcción y se recicla para poder volver a utilizarlo. A continuación, se extrae la placa de construcción con la pieza de la cámara. Se retira la pieza de la placa de construcción, por ejemplo, con una sierra de cinta, y se eliminan las estructuras de soporte.

Por último, la pieza se puede exponer a tratamientos de postprocesado, como por ejemplo, tratamientos térmicos para ajustar las propiedades mecánicas (resistencia, dureza, etc.). Es común, realizar tratamientos para mejorar el acabado superficial según los requisitos particulares (arenado, pulido, etc.), pues las piezas presentan rugosidades.